Después de la Fiesta....
La tarde del sábado prometía ser fría a pesar de ser tan soleada, una pena para ser vacaciones. Entre risas y juegos en el bar de mi urbanización, se hizo de noche, y tú (te llamaremos María, de 21 años) y yo (Ángel, de 23) nos fuimos a cenar. Me encanta la noche cuando sé que voy a compartirla contigo.
Tras la cena nos pusimos guapos en mi casa para la fiesta que se avecinaba. Mis padres decían que se irían por la mañana a primera hora a Madrid, y como era probable que volviéramos una vez amanecido nos despedimos de ellos, pues era probable que no nos encontráramos.
Tras la cena nos pusimos guapos en mi casa para la fiesta que se avecinaba. Mis padres decían que se irían por la mañana a primera hora a Madrid, y como era probable que volviéramos una vez amanecido nos despedimos de ellos, pues era probable que no nos encontráramos.
Esa noche estuvo genial, jugamos al billar en uno de los bares durante mucho rato, y luego bailamos y cantamos en otro todo el resto de la noche. No nos cansamos demasiado porque como había sillones nos podíamos sentar a descansar siempre que quisiéramos. A veces te sentabas tú, y cuando no mirabas me sentaba a tu lado y te sorprendía dándote un abrazo impetuoso, seguido de un beso en la mejilla, que tú continuabas en mi boca.
-Bueno chicos, son las 5 y 59 y esto cierra, nos vamos?-, dije a esta gente.
Sus caras eran cansadas y en muchos casos estropeadas por el exceso de alcohol que había todavía en sus estómagos. No contestaron, estaban medio apalancados, era normal, había sido una noche de mucha fiesta! Nosotros dos nos despedimos de ellos y nos fuimos. Nada más salir del bar te tomé de la mano, te empujé contra la pared y te besé intensamente la boca, terminando mi beso despegando mi boca de ti como en las películas, como rebañándote. Así, en ese momento te besé más que lo hice en cualquier momento de la noche. Tu mirada tras ese beso me lo dijo todo.
-Vamos al coche-
Estar en el campo ofrece muchas ventajas, entre ellas el número infinito de lugares escondidos donde ir con el coche y estar totalmente solos. Y no sólo de noche. El campo es así, hay lugares que no pasan coches ni de día. Sin embargo, como en casa no se está en ningún sitio, jeje, allí si que se está solos del todo. Pero hasta dentro de dos horas cuando se vayan mis padres no podemos aparecer.
-¿Te apetece ir ya a casa a dormir?, te pregunté, intentando contener la carcajada.
-jajajajajaja-. tu risa descontrolada me hizo explotar a mí también.
Tras ese instante, tu semblante cambió.
-Quiero aprovechar cada minuto hasta que se vayan- dijiste.
Entonces, con tu mirada todavía en mí, arranqué el coche y metí primera.
En unos minutos llegaríamos al sitio que conozco donde no aparece nadie aunque ya haya amanecido. Durante el camino me llenaste el cuello con besitos suavecitos que me hacían enamorarme un poquito más cada vez, y yo te acariciaba la carita cuando tenía la mano libre por el cambio de marchas. A veces se echa de menos no tener un coche con cambio automático!! Era fácil ver que habíamos salido de la carretera, porque ahora el polvo inundaba el camino, por suerte en muy buen estado, que tomamos hacia una finca cercana a mi urbanización. Comenzaste a acariciar mi pecho bajo mi jersey. Aún era noche cerrada. Tras conducir apenas un minuto se observaba un claro rodeado de árboles. Me detuve. Eché el freno de mano. Paré el motor. La música del lector sonaba en el fondo. Ahora iluminaba la fría noche despejada. Tras apagar motor y luces giro la cabeza y te quedo mirando unos segundos, esbozando una sonrisa. Te tomo de la cara y,
-vamos a la parte de atrás- dije.
Aquel coche era mucho más grande de lo que parecía, y atrás era lo suficientemente amplio para estar dos personas sin agobios. Nada más llegar a la parte de atrás incluso antes de acomodarnos ya nos estamos besando e intentando apretarnos uno contra otro, por fin nos sentamos, uno al lado del otro. Entonces a la vez que te tomo de la cara empiezo a besarte muy muy intensamente, comiéndote literalmente la boca, besándote sin parar, lamiéndote los labios, con mi respiración súper acelerada, siendo correspondido en todo momento por ti. Te agarro de la cintura y continúo mi beso en tu cuello, qué digo mi beso, mi mordida!, te muerdo, te lamo, te chupo todito el cuello haciendo que muevas todo tu tronco como tambaleando tu pecho, y vibrando tu cuello y agonizando tu boca por no tener la mía en tu cuello y a la vez en tu boca, dándote doble placer. Vuelvo a besarte en tu boca, pero ésta vez te agarro del culo y las piernas aupándolas hacia mí, quedando tus dos piernas sobre mí (como si fuera a cogerte en brazos, no se si me explico, como cuando el novio pasa a la novia por debajo de la puerta). Nunca dejo de besarte, con mi mano libre te agarro el culo fuertemente subiendo y bajando continuamente mi mano en todas direcciones, recorriendo tu pantalón ajustadito, saltando entre las nalgas, rozando con descaro entemedias, como queriendo alcanzar más lejos,
-Te gusta mi culo eh??- me dices mientras te ríes, no puedo evitar reírme contigo.
-Tócame el culo mi angel- dices mirándome a los ojos, y acto seguido te incorporas y te sitúas sobre mí.
La verdad no sé qué me excita más, si tocarte vestida o si tocarte desnuda, (Me excitan las dos!!! jajaja), pero tocarte vestida me vuelve loco, loco! Por eso, nada más ponerte encima mía mis manos comienzan a recorrerte íntegra, desde tus labios, bajando por tu barbilla, siguiendo por el cuello, rodeándolo, frotando tu espalda, enganchándome en tu cinturita, deslizando mis dedos por tus pantalones en tu culo, Dios, cómo te agarro del culo, ahora con las dos manos, sobándolo entero, abriendo y cerrando las nalgas a placer. Mis manos dejan de tocarte el culo y deciden imitar las tuyas. Me estás tocando el pecho. Paso las manos por debajo de tu jersey y alcanzo a la tela de tu sujetador, justo debajo de tu pecho, donde lo rodeo continuamente, repetidas veces te rozo esa zona, donde termina tu tripa y empiezan tus tetas. No lo soporto más. Voy detrás, a tu espalda y desabrocho tu sujetador rápidamente y lo dejo semicaido dentro de tu jersey, dejando al aire tus pezones. Mis manos corren hacia ellos y comienzo a acariciártelos con locura, lo que hace que seas tú la que se vuelve loca. Aprovecho para magrearte y sobarte bien las tetitas con mis manos enteras, superando a cada minuto la locura en ti.
-¡¡ lámelos, lámelos!!, ¡¡ lámelos ángel!!- me susurras al oído mientras levantas mi jersey.
Levanto yo el tuyo y quito del todo el sujetador. Tomo tus pezoncitos y hago gustosamente lo que tú me mandas. Los lamo, los chupo, los recorro con mi lengüita haciendo círculos, haciéndote poner cachonda (aún más), noto cómo se ponen duritos dentro de mi boca, igual que mi pene dentro de mi pantalón nada más verte. Abarco todo lo que puedo con mi boca, mientras me ayudo con mis manos en sobártelas enteras. Tus tetas son un manjar para mí.
A la vez que hago esto tú comienzas a moverte sobre mí, con esos pantaloncitos ajustaditos deslizándose sobre mi entrepierna, como buscando sentir más cerca mi pene, que aprieta mi pantalón con fuerza, echado al lado izquierdo, donde parece que tu entrepierna lo busca con ansiedad. De repente tu mano comienza a descender por mi pecho, mi tripa, y, ésta vez no introduces tu mano bajo mi pantalón, sino que empiezas a magrearme sobre el mismo, con tu mano deslizándola a lo largo del bulto que produce mi pene en tremenda erección. Subiendo y bajando por la tela que me cubre, Dios me excita muchísimo. Entonces levantas un poquito más tu pelvis y te alejas lo suficiente apoyada sobre mis piernas, invitándome una vez más a imitarte como antes, y una vez más, lo hago gustoso.
Mis manos, que estaban gozando en tu culo comienzan a rodearlo más allá, llegando a la separación que une las dos nalgas, donde bajo con los dedos sin dar ningún rodeo, y eso te hace contener la respiración mientras tú no cesas de acariciar mi pene, sobre el jean. De esta manera acabo alcanzando el lugar donde estaría tu ano, y deslizándome un poco más llego a donde está tu coño, haciéndote respirar por fín. Entonces subo y bajo con mis dedos de forma paralela a tus labios, que puedo notar perfectamente a través de la tela que los cubre, haciéndolo de forma rítmica, a punto de ser ansiosa. Pero me siento incómodo tocándote por detrás, por tu culo, así que decido pasar mis dos manos delante y alcanzar tu coño sobre tu pantalón en condiciones. Así que no sólo con una mano, sino que con las dos a la vez, con las yemas de mis dedos empiezo a sobar tu entrepierna, ésta vez sí que ansiosamente, rápidamente, abarcando todo lo que puedo, haciendote mover contínuamente por la excitación creciente.
-Sé que quieres pajearme la polla María, y yo estoy deseando que me masturbes todito- susurré entre jadeos.
De repente casi sin venir a cuento te digo que te quites de encima, cosa que no entiendes, entonces te hago poner casi sin que te des cuenta, sin decírtelo, a cuatro patas más o menos (todo lo posible dentro de un coche) Y sin que tú lo esperes, en ésa posición me sitúo detrás de ti y desabrocho tu pantalón, lo bajo hasta tus rodillas rápidamente, y aparto tu tanguita hacia un lado, y agachándote bien, te pego un lametón al coño por detrás que casi tienes un orgasmo instantáneo. Entonces hago que abras un poquito las piernas y te agaches más para poder llegar mejor, y te empiezo a lamer impetuosamente el coño entero, tu coño Dios, tu coño mojadito por la excitación y deseando que mi polla esté dentro, pero necesito comérmelo entero, y sigo lamiendo de arriba abajo, sin dejarme una sola parte. No utilizo la punta de la lengua, sino toda entera, abarcando todo, y con mucha rapidez, lamiéndote como un perro hambriento, rápidamente. Desde tu clítoris hasta tu vagina donde a veces intento detenerme y meter la lengua todo lo dentro que pueda, y eso significa lu todo lo dentro que pueda, lamiéndote toda la vagina empapada y bebiéndomelo todo. Tu coño es un manjar para mí.
Tu respiración es ahora patente, acelerada, intensa. Estas terriblemente cachonda, igual que yo.
-quiero tu polla angel quiero tu polla, métemela, métemela, métemela ya!!- dices entre respiracines.
Te cumpliré ese deseo.
Mi pene, aún dentro del pantalón, parece a punto de estallar. Parece que no puedes soportarlo más y quitas mi cabeza de tu coño aun sabiendo el placer que te estoy dando, y te sientas en el asiento. E instantáneamente desabrochas mi pantalón bajándolo hasta las rodillas. Mi pene sobresale por el boxer, que quitas rápidamente también, dejando caer unos escasos centímetros sólo mi pene, pues está tan erecto y duro para ti que se sostiene con fuerza. Aún respirando fuerte me lo empiezas a pajear con tanta ansiedad como yo te toqué a ti, subiendo y bajando tu mano rápidamente, descubriendo a cada sacudida mi capullito duro y oscurecido por la excitación que produce tu mano sobre él. Sé que tienes ganas de chupármelo y lamérmelo y metértelo en la boca, pero te pueden más otras ganas.
-métemela angel, métemela bien dentro- me dices mientras abres bien tus piernas abriendo tu coño.
Tomas mi pene por la base, y te dejas de tonterías de restregártelo por el clítoris o por los labios, colocándolo directamente en la entrada de tu vagina.
-mi angel- dices.
Acto seguido te la meto, dios, cómo te la meto, cómo deseaba meterte la polla mi María. Mi primera metida es completa, y quiero decir completa, te meto hasta el fondo haciendo presión para entrar todo lo más que pueda, tocando todo tu útero y presionándolo fuertemente, tanto que gritas desde el fondo de tu alma,
-aaaaaaahhh, ssssiii-
invitándome a moverme rápidamente por tu coño con tus manos agarrando mi culo. Dios, te la meto y te la saco continuamente, sin parar nunca, te la meto y sientes cómo avanza perfectamente por tu vagina, y al sacártela puedes notar cómo mi capullito re rebaña cada milímetro de tu interior.
-Mira- digo, -mira cómo te follo-
y miras a mi polla entrándote y saliéndote, haciéndote círculos, y a veces sacándola para dar golpes con la cabeza contra tu clítoris, y metiéndotela duramente otra vez, haciéndote gozar a cada embestida.
-oh si, oh si, oh si, mi angel, mi angel, fóllame, fóllame más, tu polla, Dios, que polla tienes, oh Dioooos que polla tienes-
Mis dedos se meten en tu boca para que los chupes y te sobo las tetas impetuosamente, ampliamente. De repente noto que tu respiración se acelera, y agarrándome del culo muy fuertemente tras bajar de mi espalada a la vez que aumento la velocidad de metidas, haciendo un ruido de golpeteo y de fluidos rozando, terriblemente excitante, repites continuamente
-oh angel, fóllame, fóllame, fóllame, fóllame, fóllame, si, si, si, si, si, si!!-
-CORRETE MI MARÍA, CORRETE CORRETE CORRETE!!!!-
-AAAAAH!- gritas.
Dios que orgasmo mas increíble estás teniendo con mi polla dentro de ti! Te corres mi María, te corres del todo, pero aún corrida entera y satisfecha, todavía sigo embistiéndote el coño a velocidad máxima, porque creo que yo también me voy a correr ya mi María.
-oh si oh si oh si- digo jadeante.
En una de las embestidas saco mi polla de tu coñito y la agarras con tus manos, no hace falta que la pajees para que me corra entero, y de mi pene salen primero un chorro pequeño de semen y luego uno enorme, kilométrico, caudaloso, disparado hacia tus tetas y te llega hasta el cuello empapándote toda, después de éste, por raro que parezca, sale otro aún mayor, super líquido y super caliente, que casi te llega a tu sabrosa carita, empapando tu cuerpo del todo con mi semen, cubriéndote entera. Tras éste otros dos pequeños chorros más, con los que quedo exhausto. Dios maría cómo me gusta correrme encima de ti y darte todo mi semen para ti. Sin embargo hoy todavía tengo mucho más para darte. Esto es sólo el principio.
Tras esto quedamos unos minutos abrazados. Amanece. Y al salir el primer rayo de sol te digo al oído, casi sin hablar, tan sólo dejando salir el aire un poquito:
-te quiero- y mis palabras se ven correspondidas con un beso suave en mi mejilla.
Nos vestimos. Aún estamos cachondos. Queremos más. Mis padres se ha ido ya de casa, el chalet está solo. Arranco el coche con rumbo a mi urbanización. ¿Qué ocurre desde entonces?
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