Mi Cumpleaños
Eran las doce de la noche de un frió sábado en Barcelona, me felicite a mi mismo, acababa de entrar en el mundo de los adultos, y no con muy buen pie que digamos. En un intento desesperado por "dormir" con mi novia, ésta me dejó.
Me levanté, al fin y al cabo un sábado como aquel no debia ser desaprovechado. Hacia un dia espléndido, no habían nubes en el cielo y la suave brisa fria me empujaban a caminar.
Decidí encontrarme con mis amigos, les llamé y quedamos en el bosque donde tantas y tantas veces habíamos montado alguna fiesta, era un lugar especial.
Mis amigos no llegaban, se estaban retrasando, no contestaban al móvil, y sin nada mejor que hacer me sente a esperar.
- Hola amorcito, despierta que tenemos muchas cosas que hacer - dijo una voz femenina. De ésta manera me desperté, aquella mujer era impresionante: unos 22 años, cabello rubio recogido en una coleta, ojos azules, dos tetas que rozaban mi cara dispuestas para comerlas. Vestía con un vestido corto, muy corto, no dejaba nada a la imaginación.
- Ho... hola ¿quién eres tú? - esas fueron las únicas palabras que supe decirle.
- No, no, ahora no es momento de preguntar amorcito, ahora es el momento de cerrar esos ojitos y sentir el placer - ante tantas palabras que dejaban volar mi imaginación y el sentir su mano bajar por la entrepierna, me empalmé, sin contar el hecho de que me acababa de despertar con esas tetas en mi cara.
Sin oponer resistencia, cerré los ojos y me dejé hacer. Ella me bajo los pantalones hasta los tobillos, y dijo:
- Mmmm... veamos, creo que este tanguita ayer por la noche no salió de aquí ¿me equivoco? - justamente no se equivocaba, era el tanga que me había comprado mi novia, se suponía que lo debíamos estrenar, algun día.
-Si, bueno ... no, no te equivocas, aunque puede salir hoy de aquí ese tanga - eso fue lo único que acerté a decir, excepto a ponerme rojo como un tomate. Ella se rió.
- No me parece mala idea amorcito - dijo ella, y guiñandome un ojo, ya había desaparecido aquel tanga. Su mano había cogido mi pene, por aquel entonces como una estaca, y sin ningún reparo, como si de un vampiro se tratara, se clavo aquella estaca en su coño.
Podía ver como me cabalgaba, y como difrutaba aquella perra, vi como sus voluptuosos pechos se movian al compás de su cuerpo, queria comerlos. Cuando me dispuse a cogerlos, note mis manos atadas, y en un intento desesperado de alzar la cabeza ella la hizo retroceder.
Tan ensimismado estaba en aquellas tetas, que no vi venir mi orgasmo, y casi sin avisarla, logré sacar mi pene i me corri alrededor de su clítoris.
- Veo que lo as disfrutado amorcito, ahora me toca disfrutar a mi - dijo ella, mientras yo seguía intentando comer aquellos pechos.
Volvió a echar mi cara hacia atras, pero esta vez puso su coño en mi cara, estaba muy mojado, aquello me excito aún más, así que empecé a lamer, me comía su rajita como si de un helado se tratara, estaba poseido por la dulzura de aquel coñito, cuando de pronto i mi boca inundada por aquel manantial de flujos, aquello era la gloria, no se me escapó nada.
Ella, una vez la limpié entera, se levantó, me dio un beso muy apasionado y me dijo:
- Un placer amorcito, la chica que te coja no sacará el coño de tu cara - y guiñandome el ojo se marchó, no sin antes haberme limpiado el "sable".
Allí me quedé tendido en el suelo, con las manos atadas, aunque como mínimo había tenido la delicadeza de enfundar mi "sable". De pronto llegaron mis amigos, y Raúl, mi mejor amigo me dijo:
- ¿Que Marquitos lo has pasado bien con nuestra amiga? -
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